sábado, 17 de noviembre de 2012

Croquetas

Long time no see!

Hola a tod@s. Hace siglos que no escribo en el blog pero es que desde que empecé el curso no he parado. He seguido cocinando (por eso de que hay que comer todos los días), algunos días he hecho fotillos, pero no encontraba el momento de colgarlas en el blog.

Bueno, hoy os traigo una sencilla a la par que increíble receta: las croquetas de mi madre. Creo que nadie nunca dirá que existen croquetas mejores que las de su madre. Cuando mi hermano y yo éramos pequeños, mi madre nos pedía que nos las comiéramos más despacio, que las saboreásemos. Ahora que yo cocino, me doy cuenta de por qué nos lo decía. Hacer la bechamel no es complicado pero el proceso hasta conseguir la croqueta es laborioso. Ahí va.

INGREDIENTES
- Jamón serrano cortado en trocitos pequeños
- Pollo sobrante del cocido (si no tenéis, podéis hacer una pechuga a la plancha; aunque yo casi siempre le pongo muslo y/o contramuslo porque es más jugoso)
- 1 pastilla de avecrem de pollo
- Harina
- Leche
(-Sal, normalmente no suele hacer falta)
- Huevo batido
- Pan rallado
- Aceite de oliva

ELABORACIÓN

Yo suelo hacer la bechamel un día o dos antes. Lo primero de todo es tener todo bien picadito.


 Después, en una sartén ponemos un poco de aceite de oliva, añadimos el jamón, el pollo, la pastilla de avecrem y lo rehogamos un poco.


Seguidamente, añadimos unas 2/3 cucharadas de harina y removemos bien.


Finalmente, vamos añadiendo leche. Yo suelo gastar un poco menos de un litro de leche. 

Ya sabéis, como dice mi abuela, cuando la pasta empiece a hacer burbujas, es señal de que está lista.


La bechamel debe quedar ni muy dura ni muy blanda. Si queda dura, luego cuesta mucho moldear las croquetas; si queda muy blanda, las croquetas se pueden deshacer. 

No he puesto aquí foto de la sartén una vez vertida la bechamel en el bol pero no sé si me gusta más comer croquetas o rebañar la bechamel que queda en la sartén calentita. Mmmm...


Cuando esté fría, la tapáis y la metéis a la nevera. (Nota: la tortilla de bechamel está riquísima, podéis reservar una poca.)

El día que queráis hacer las croquetas, tenéis que montar este tinglado: plato de huevo batido, plato de pan rallado y lugar en el que ir dejando las croquetas. Yo las moldeo con dos cucharas soperas y luego me ayudo de un tenedor para pasarlas por el huevo. Para el pan, uso las manitas.


Las dos bolitas que veis a la derecha es el pan y el huevo restante. Se aprovecha todo y encima está rico.

Cuando tengáis las croquetas, calentad aceite (de oliva) abundante hasta que empiece a humear un poco. Le dais mientras tiempo al pan y al huevo a quererse mucho y a unirse. 

Según mi madre, el último paso es el más difícil: freír. El aceite debe estar caliente; no tengáis las croquetas demasiado tiempo porque enseguida se hacen. Como veis en la foto, yo lo cubro todo de papeles para luego tener que limpiar menos.



Este es el resultado final: 



Ricas ¿verdad? Hasta pronto.