viernes, 29 de marzo de 2013

Torrijas de mi madre

Ha llegado la Semana Santa, y aparte de la lluvia y las procesiones, no puede faltar una buena torrija. He estado investigando un poquillo y al parecer, en la Edad Media la torrija o torreja era un plato indicado para la recuperación de las parturientas (¡ya sabes, Miriam!). Y su asociación con la Cuaresma se debe tal vez al hecho de que como se comía menos carne, sobraba más pan; y este pan había que aprovecharlo. En cuanto al nombre, según el Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española, la palabra "torrija" viene de torrar, o "poner algo a la lumbre hasta que tome color". Así que aprovechad vuestro pan y haced este dulce tan exquisito. 

INGREDIENTES
- 1 barra de pan de torrijas del día anterior o dos días antes
- 1,5 l de leche entera
- 8 cucharadas de azúcar
- Canela en rama
- Piel de limón
- 5 huevos
- Aceite
- Azúcar y canela (para emborrizarlas)

ELABORACIÓN

Se corta la barra en rebanadas no muy finas para que luego al mojarlas no se nos rompan. 


Mientras las partimos podemos haber puesto a cocer la leche junto con el azúcar, la canela y el limón. Cuando hierva, lo dejamos hervir unos 5 minutos para que la leche coja bien el sabor de la canela y el limón. 


Mientras, podemos ir batiendo los huevos. 


Cuando la leche se haya enfriado un poco, comenzamos a mojar las rebanadas de pan en ella (¡con cuidado de que no se rompan!) y las vamos dejando en la encimera. 


Siguiente paso: pasar las rebanadas de pan por huevo y freír. 




Finalmente, y sin quemarse, se pasan las torrijas por azúcar con canela. Este es el paso en el que yo intervengo. La verdad es que hacerlas uno solo es mucho trabajo, pero entre dos se tarda mucho menos.


Cuando las hemos emborrizado, nosotras las ponemos directamente en la cazuela donde cocimos la leche y las vamos tapando para que suden y creen ese caldillo tan rico.


Os dejo una fotillo de la primera torrija que comí este año, pero no creo que sea la última porque estamos pensando en hacerlas otra vez.